Querido mundo, triste mundo
déjame pensar, otro intento
de distintas facciones,
las serenas compasiones.
Completa miseria de sueños,
¿cómo me has poseído?
Volando sobre miles de ataúdes,
los féretros de la voluntad,
tú, eres la rabia en la espuma,
la incompleta redondez
pasmada en cada lapso
de terrenos infértiles.
Sobran los lamentos,
las ensoñaciones
y tu hipocresía.
¡Cercéname la cabeza
y échame hollín en los ojos!
Que las verdades son
ilusorios pensamientos
u opresivas pesadillas.
Loable manera de decirme,
querido mundo,
que me arrodille
ante la locura.